INTRODUCCIÓN.
Desde la crisis política del 2000, pero sobre todo desde la
victoria electoral de Evo Morales el 2005, la oposición política
empezó a señalar que había dos Bolivias, una indígena, arcaica,
subdesarrollada y pobre asentada en el occidente y otra moderna
La existencia de estas “dos Bolivias” o lo que Zavaleta
Mercado llamó una sociedad abigarrada o lo que sería nuestra
condición colonial, desnudada por la crisis económica y de
legitimidad del ciclo neoliberal, tuvo dos respuestas en la década
del 2000. Por una parte, la respuesta de la élite boliviana asentada
en Santa Cruz: un regionalismo que devino nacionalismo; y por
otra parte, la propuesta de los movimientos indígenas y populares
de constituir un Estado plurinacional. Las razones históricas para
postular estos proyectos políticos distintos y sus implicaciones en
el presente constituyen el tema de esta reflexión.
DESARROLLO.
Desde esa base y bajo un sentido común” de las dos Bolivias, determinado por los dos actores por un lado por el opresor y el oprimido y ante la consolidación política indígena y popular, la élite tradicional atina solamente a llevar hasta sus últimas consecuencias el curso de la historia colonial, avanzar en la separación real de estas dos densidades sociales formadas desde la conquista. De ahí que hoy no pueda articular un proyecto nacional, porque se sabe incapaz de recuperar el control político del occidente –aún bajo sus reglas de juego, la democracia representativa de un ciudadano un voto–, pero tampoco acepta la búsqueda de la descolonización, que implica renunciar a los privilegios con que ha nacido: sentirse superior solo por no ser indígena, y esperar un lugar favorecido en Cuadernos para el debate y la descolonización el mundo por esa condición heredada.
Esta época, nuestra época, hace emerger dos problemas graves. Primero, ¿qué implica pensar al movimiento indígena contemporáneo como un sujeto articulador de lo plurinacional, y al proceso de transformación actual como un proyecto plurinacional, Segundo, bajo estas condiciones históricas, ¿es posible que se haya generado una intersección entre el horizonte de liberación
indígena
CONCLUSIÓN.
En conclusiòn lo que se puede rescatar de esta lectura, la historia plantea que el movimiento indígena popular está constituyendo un proyecto plurinacional que articula al pueblo debido a que contienen un horizonte político, y potencialmente un proyecto societal, para todos, para Bolivia. Este horizonte de larga data
y su determinación en un proyecto concreto en gestación en la actual podría generar la suficiente fuerza social, movilizada en las calles, las urnas y la gestión pública, como para llevar adelante la construcción de un Estado plurinacional, el mercado internacional y las élites centrales–, ha llevado a que
en última instancia –después de los momentos constitutivos de 1825 y 1899, pero sobre todo 1952 como momento de ruptura de su estatalidad- haya perdido su voluntad y capacidad, aún aparente, de realizar el Estado-nación en Bolivia.
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